
Si algo estimulamos en nuestra escuela es el compartir, es el ser con los otros, es el multiplicar el afecto y el disfrutar de lo que tenemos, no importa si es poco o mucho, lo importante es estar en conexión con el otro, el par, el compañero, la amiga, la maestra o el profesor.




















En el Da Vinci creemos en el sentido de comunidad, de encuentro de miradas, de empatía, de escucha activa, de sonrisas francas, de pedir perdón, de trabajar sobre el reconocer los errores y remediar las heridas, de compartir abrazos y galletitas, lágrimas y manos agarradas fuertes.
En el Da Vinci creemos profundamente en la educación que se comparte en cada detalle, en cada acción, en cada clase y en cada recreo.
El Da Vinci no sólo es una escuela, es nuestro espacio de creación, donde estimulamos SER semillas que generen frutos que se compartan al mundo.