Una apuesta a la mediación

En la escuela Da Vinci de Río Cuarto, previenen y administran los conflictos a través de un método pacífico, con gran resultado.

Río Cuarto. Uno de los primeros acuerdos escolares de convivencia homologados por el Ministerio de Educación en Río Cuarto es el de la escuela Leonardo Da Vinci, que incorpora la mediación como alternativa de resolución de los conflictos.

María Lorena Pedruzzi, abogada, mediadora y representante de la Fundación Da Vinci, explica que “la mediación, como método pacífico, permite prevenir, administrar y resolver conflictos y ayudar a las personas involucradas a encontrar la solución”.

“Es un procedimiento confidencial donde un tercero imparcial, el mediador, especialmente entrenado, asiste a las partes para que en forma respetuosa puedan expresar sus verdaderas necesidades, preocupaciones, urgencias y dificultades en un ámbito agradable y contenedor, todo con el fin de que en forma voluntaria arriben a acuerdos en los que todos puedan salir favorecidos”, destaca.

Señala que el primer artículo del acuerdo de convivencia es apelar al diálogo. “Las sanciones también están, pero deben tener una función reparadora más que punitiva”. Y da un ejemplo: “Si hay una falta de respeto, por ejemplo le bajan el pantalón a un compañero o lo cargan por cuestiones físicas, una sanción reparadora sería encargarles algo que beneficie a la comunidad escolar, con la orientación de un directivo, que ellos mismos preparen una clase sobre el pudor, sobre acoso escolar, violencia psíquica o física. Que investiguen esas cuestiones”.

rio-cuarto-2En el acuerdo también se prevé un contrato de cambio. “Se hace una reunión de mediación, las partes crean su regla de convivencia; por ejemplo, evitar gritarse. Cuando ellos son los creadores de los compromisos, es más fácil que los cumplan”, cuenta Lorena.

La Fundación ya ha dictado a más de 100 personas el curso de formación básica de mediadores. Este año, su desafío es formar a alumnos como mediadores.

“La clave para una mediación exitosa es que las partes accedan voluntariamente a 
reunirse, que puedan escucharse, ponerse en el lugar del otro, generar soluciones posibles a las situaciones por resolver (…). Dejar de pensar en lo que se hizo mal, separar el problema de las personas. La mediación va a ser eficaz cuando las personas han podido comunicarse”, concluye María Lorena.

Cuando se le pregunta a Guillermo Pedruzzi, padre de Lorena, rector del colegio Da Vinci, sobre cómo mantiene la disciplina entre los alumnos, responde: “Con el corazón”.

“Al darles el corazón a mis alumnos, corro el riesgo de que me lo partan, pero esa es la confianza. Si nosotros no podemos generar la confianza, estamos perdidos. Cada uno sería un ser aislado. Yo les doy mi corazón porque confío en que no lo van a romper”, expresa.

Guillermo sostiene que “debe apostarse a lo dialógico”, a que cada uno marque sus pretensiones, para que pueda haber un acercamiento.

Por Denise Audrito

El texto original de este artículo fue publicado el 11/05/2014 en la edición impresa de La Voz del Interior. Ingrese a la edición digital para leerlo igual que en el papel.