La Aventura del Conocimiento – Verano –

Vacacionando en moto, una experiencia única…

El mundo que vivimos es raro, pero más raro aun es ese otro mundo: Ustedes ya saben a cual me refiero, a mi mundo de fantasías, de viajes y encuentros, solos o acompañados, pero en moto vacacionando.
Me refiero a esto porque cuando vivimos a la sombra de la locura, la aparición de otra mente, que piensa y habla como uno, es casi una bendición.

Andamos sin buscarnos, pero sin embargo andábamos encontrándonos con otros o con uno mismo en esos mundos que para otros son esquizofrénicos, como para mí sólo es real…
Este mundo es raro, y es otro mundo, por cierto, uno totalmente inventado, con reglas y geografías propias, uno ajeno, al menos, paralelo al nuestro, que coexiste, que está escondido, que de pronto se hace presente y con o sin mis perros se está tomando el mundo en que vivimos. Voy al relato  que me fui haciendo, reflexionando y me cautivo en los años de motociclista que tengo, digo que el relato en mi interior es una obra de arte, una obra de arte, no, no es mucho y no digo que es una obra de arte, pero sí una obra inmensa con algo de literatura y arte de la palabra como a mí me gusta.

Y voy al relato   que me fui haciendo, reflexionando y me cautivo en los años de motociclista que tengo, digo que el relato en mi interior es una obra de arte no no es mucho y no…. no digo que es una obra de arte pero si una obra inmensa con algo de literatura y arte de la palabra como a mí me gusta.
El viaje es de mi tipo, es muy interior, es parte de mi religión, es el tipo de tiempos que me hace falta, porque no sólo vivo de la  realidad, sino también de mi sueños, de mi fantasías y las escenas se hacen  impresionantes de la geografía de mi entorno real, cualquiera fuera éste, no tengo claro si llego al cielo mismo, pero si sé que consta que llegamos a lugares en donde nunca había estado, a pesar de haberlos transitado.

¿Por qué se da esto? Porque en las vacaciones se produce la eliminación de todo mi aparato administrador de la culpa y las encarno mediante la renuncia material… Acepto el cómo acuerdo entre los dos opuestos mortales de la burguesía occidental: la razón y la emoción, el materialismo y el idealismo, la ciencia y el arte.
Sé que poco tiene que ver con las renuncias, mucho tiene que ver con una idea casi desterrada hoy de la literatura: que es la belleza o la hermosura. La hermosura es el hallazgo que nos haría entender el mundo como si fuera nuevo.

El viaje en moto sólo o acompañado es como buscar a Dios porque soy o somos parte del paisaje, de manera que puedo establecer una metáfora del camino a la belleza y de su propia locura contemplativa. Uno en el vacacionar se expone a un sistema mental que versa sobre prácticamente todos los conflictos del ser humano: la soledad, la realidad, la naturaleza del conocimiento, la compañía, la verdad, los bloqueos afectivos, el asedio de la locura, la paz mental, la impaciencia, el aburrimiento, la ansiedad, la dialéctica, la retórica, la estética, la ética, la moral,  la belleza y la hermosura.

El verdadero viaje es solo metafórico. El viaje sobre el lomo de la moto es un desplazamiento aparente. El otro viaje es a los abismos de la consciencia. Recorrerlo fue dibujar mi propio mapa mental, desfigurado por la realidad cotidiana.

Guille, viaje al abismo de nuestro ser.

 

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